Síndrome de Ulises

Retrato las luces de una ruptura y sus secuelas. El malestar emocional que vivimos los migrantes. La sensación de no encajar y el sentimiento de miedo y soledad debido a la separación de todo lo que se podía llamar “hogar”, siguiendo la indudable promesa de un futuro mejor. No solo dejamos atrás la familia y los amigos; también la lengua, el clima, las costumbres; y como consecuencia de ello, la migración transforma la propia identidad. El síndrome se detona cuando existe el racismo, la xenofobia y la discriminación irracional hacia el migrante. Es entonces cuando aparece el estrés (crónico y múltiple), y es ahí cuando muchos experimentamos la duda y la inseguridad. Es tan largo el duelo que al final casi se confunde con el hogar. Entonces comienza el apuñalamiento al propio ser, al causante de tantas burlas y tanta exclusión; seguido de la creación de un nuevo ser que en busca de la paz, decide eliminar la raíz. Es el lento proceso mediante el cual un alma saturada de asco, miedo y desprecio hacia sí misma se aligera y sublima al pasar por el complejo filtro del sufrimiento, justo antes de disolverse donde se anula aquello que solía parecer importante. Desaparecemos.
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